Después de una elección presidencial polémica, es casi imposible escapar del bullicio político. El ciclo de noticias y las redes sociales están dominados por titulares divisivos, y la charla a menudo se extiende al lugar de trabajo. De hecho, el 92% de los trabajadores participan en discusiones políticas en el trabajo.
Temas candentes como el medio ambiente, el sexismo, el racismo y los derechos humanos avivan emociones fuertes porque son temas que a la gente le importan profundamente. Esto puede conducir a un diálogo significativo, pero también puede crear tensión: el 31% de los trabajadores ha experimentado conflictos en el trabajo debido a diferentes creencias políticas.
Si las tensiones postelectorales te están poniendo ansioso, no estás solo: el 53% de los trabajadores evita activamente estas discusiones por la misma razón. Pero ya sea que esté listo para participar o prefiera mantenerse alejado, hay formas reflexivas de abordar las conversaciones políticas en el trabajo para mantener las discusiones respetuosas y productivas, o optar por no participar con gracia sin perder su voz.
Hablar o no hablar de política: sopesar los inconvenientes
Cuando la política se siente personal
Para muchos, las creencias políticas están estrechamente ligadas a su identidad y valores, lo que hace que los puntos de vista opuestos se sientan como ataques personales. Esto puede despertar emociones fuertes y tener consecuencias no deseadas, como ser visto como discutidor, aumentar las tensiones con los colegas o incluso enfrentar una reacción violenta.
Una encuesta de Gallup encontró que el 57% de los adultos estadounidenses a veces evitan compartir sus opiniones políticas porque temen el acoso o el maltrato.
La falta de autenticidad es incómoda
Por otro lado, fingir estar de acuerdo con opiniones que no compartes puede resultar profundamente incómodo. Puede mantener la paz, pero a costa de desconectarte de ti mismo. Con el tiempo, comprometer tus creencias para encajar puede provocar insatisfacción, menor confianza y falta de compromiso en el trabajo.
Entonces, ¿cuál es el mejor enfoque? No hay una respuesta única para todos. Requiere autoconciencia, establecer límites y elegir cuándo y cómo participar. Evitar las discusiones políticas no significa que tengas que sacrificar tu integridad. Puedes eludir estas charlas mientras te mantienes fiel a ti mismo.
Did you know?
Research shows that 93% of employees don’t want leaders sharing political views, and 75% are considering a job change due to a politically charged environment—particularly younger, entry-level employees.
Prepararse para hablar de política en el trabajo: el primer paso es la verificación previa
Prepararse para una conversación política significa hacer una autoevaluación para asegurarse de que sea productiva y respetuosa.
1. Revisa las políticas de la empresa
¿Su lugar de trabajo tiene políticas específicas con respecto a las discusiones políticas? Revise las pautas y tenga en cuenta la cultura del lugar de trabajo.
2. Considere lo que está en juego
Piensa en los posibles resultados. Si alguien está en desacuerdo con un tema que te apasiona, ¿sería molesto? Si es así, considera evitar la conversación. Las discusiones políticas pueden ser experiencias de aprendizaje perspicaces para discrepar con tacto, pero también pueden poner a prueba tu paciencia. Conoce tus límites y no entres en una conversación si pone en riesgo tu tranquilidad.
3. Revisa tu intención
Pregúntate: «¿Qué espero obtener de esta conversación?» Si es para cambiar la opinión de alguien, da un paso atrás. En su lugar, aborda las discusiones con una mentalidad de aprendizaje, apuntando a la comprensión compartida en lugar de «ganar». Un enfoque abierto mantiene el enfoque en el respeto mutuo y el diálogo constructivo en lugar de competir o convertirse a diferentes puntos de vista.
4. Evita las conversaciones políticas con subordinados directos
Si eres un líder, evita las discusiones políticas con tus subordinados. Incluso si comparten puntos de vista, las dinámicas de poder pueden hacer que estas conversaciones sean incómodas o arriesgar las percepciones de favoritismo. Redirija estas conversaciones para mantener un entorno cómodo para todos los miembros del equipo.
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5. Evita las suposiciones
Recuerda, llevarse bien no significa estar de acuerdo en todo. Hacer suposiciones puede parecer despectivo o alienante para aquellos que piensan de manera diferente. En su lugar, deje espacio para diversos puntos de vista para generar confianza y respeto mutuo.
6. Establece un límite de tiempo
Las conversaciones políticas pueden volverse prolongadas rápidamente, así que trata de mantenerlas breves. Considera la posibilidad de iniciar una conversación cuando se avecina un descanso natural, como una próxima reunión o tarea, para tener una salida fácil si la conversación se siente tensa.
Acercarse a la conversación
1. Obtener el consentimiento
Comience por preguntar si están abiertos a una discusión: este pequeño paso puede establecer un tono respetuoso y evitar conflictos involuntarios.
2. Establece límites
Si hay temas que no estás abierto a discutir, sé claro desde el principio. Establecer límites te da control sobre la conversación y ayuda a evitar situaciones en las que otros puedan cruzar las líneas sin querer.
Durante la discusión
1. Practica la escucha activa
Muestra empatía y reflexiona sobre lo que dice la otra persona para demostrar que estás escuchando. Evite interrumpir o tratar la conversación como un debate. En su lugar, escuche para aprender, sea curioso, no confrontativo.
2. Mantén un nivel alto
Evite profundizar demasiado en los detalles o en la postura de cada candidato. Hacer preguntas abiertas puede ayudar a mantener el diálogo centrado en valores y objetivos compartidos en lugar de divisiones partidistas.
3. Abraza el ‘no sé’
La política puede ser compleja, y está bien decir: «No estoy seguro, necesitaría investigar más». Esto crea un espacio para la curiosidad y mantiene la conversación abierta y honesta.
4. Encontrar puntos en común
Busca áreas de acuerdo. Por ejemplo: «Creo que ambos queremos comunidades seguras, incluso si diferimos en cómo lograrlo». Encontrar la unidad crea un tono colaborativo en lugar de divisivo.
5. Discrepar constructivamente
En lugar de abordarlo como «yo tengo razón, tú estás equivocado», usa los desacuerdos como oportunidades de aprendizaje: siente curiosidad por las perspectivas de tus colegas.
6. Mantén el humor y el lenguaje neutrales
Evite el humor arriesgado y el lenguaje incendiario. Mantener un tono ligero y respetuoso puede evitar malentendidos y mantener la conversación en el buen camino.
Si la discusión se vuelve acalorada
Si una discusión está comenzando a intensificarse, pruebe estas técnicas para mantener las cosas respetuosas y tranquilas:
1. Haz una pausa antes de responder
Tómate un momento para respirar y ordenar tus pensamientos.
2. Grita
Si las emociones están a flor de piel, está bien hacer una pausa y alejarse. Trata de decir algo como «No me di cuenta de que me sentía tan fuerte, creo que es mejor si me alejo por ahora». Incluso puedes agregar un poco de humor: «¡Parece que me metí por encima de mi cabeza! Es hora de una salida incómoda». Si la otra persona está molesta, muéstrale respeto diciéndole con calma que aprecias su perspectiva al salir de la conversación.
Elegir no participar
No todas las discusiones requieren tu aporte. A continuación, le indicamos cómo optar por no participar correctamente.
1. Evita los puntos calientes
Si sabes que un grupo tiende a hablar de política, aléjate cuando puedas.
2. Redirige la conversación
Si alguien te pregunta lo que piensas, mantenlo neutral. Intenta decir «Definitivamente hubo algunos momentos interesantes» o «Esos son temas complejos, prefiero no entrar en eso aquí. ¿Viste el juego anoche?
3. Establece límites
No hay necesidad de tergiversar sus puntos de vista. En lugar de eso, si alguien trata de entablar discusiones políticas contigo, trata de decir: «Aprecio tu perspectiva, pero prefiero mantener mis opiniones personales separadas de mi vida profesional».
Si bien la conversación política puede ser inevitable, usted tiene control total sobre su respuesta. Con estas estrategias, puedes participar (o no) de maneras que eliminen el calor de las conversaciones políticas polarizantes.